Este artículo explora cómo nuestro cerebro reacciona ante diferentes oponentes en el tenis de mesa, ya sean humanos o máquinas. Mediante la colocación de electrodos en la cabeza de los jugadores, se descubrió que los cerebros se sincronizan de manera diferente según el tipo de oponente. Estos hallazgos tienen implicaciones para el entrenamiento deportivo y la interacción con robots en otros ámbitos. Además, se destaca la importancia de la experiencia realista que proporcionan los oponentes humanos en comparación con las máquinas.
La sincronización cerebral en los deportes: Estudio revela diferencias entre jugadores humanos y máquinas
Amanda Studnicki, estudiante de posgrado de la Universidad de Florida (UF), tuvo una destacada participación en una investigación científica que la convirtió en sujeto de estudio. Como capitana del equipo de tenis de su escuela secundaria y veterana en la práctica, su experiencia en el tenis se volvió relevante para el proyecto.
La investigación se centró en analizar cómo reaccionan los cerebros ante las exigencias del tenis de mesa, un deporte de alta velocidad. Durante varias semanas, Studnicki se enfrentó a oponentes humanos y a una máquina de servicio de pelota, mientras llevaba electrodos en la cabeza que registraban su actividad cerebral.
Los resultados revelaron que los cerebros de los jugadores reaccionaron de manera diferente según el oponente. Frente a la máquina, los cerebros se preparaban con anticipación para el siguiente servicio, mientras que con un oponente humano, mostraban confianza en el próximo movimiento.
Estos hallazgos tienen implicaciones para el entrenamiento deportivo, ya que sugieren que los oponentes humanos brindan un realismo que no puede ser reemplazado por máquinas. A medida que los robots se vuelven más comunes y sofisticados, comprender la respuesta del cerebro podría ayudar a mejorar su capacidad para ser más espontáneos en la interacción con los humanos.
La investigación también abordó el creciente uso de robots en diferentes ámbitos, como la asistencia social a los ancianos. Se planteó la necesidad de comprender cómo reacciona el cerebro a estas interacciones con robots, ya que los humanos podrían comportarse de manera diferente en comparación con las interacciones con otras personas.
El laboratorio de investigación decidió utilizar el tenis de mesa como deporte de estudio, ya que permitía analizar movimientos complejos y rápidos. Sin embargo, se encontraron dificultades para capturar los movimientos más pequeños del tenis de mesa, lo que los llevó a reducir el estudio al tenis de mesa de mesa.
Se colocaron electrodos en la cabeza de los jugadores para escanear la actividad cerebral y se enfocaron en una región llamada corteza parieto-occipital, encargada de convertir la información sensorial en movimiento. Esta área fue clave para comprender cómo se creaba el plan motor durante el juego.
Cuando los jugadores se enfrentaban a un oponente humano, se observaba una sincronización en la actividad neuronal, indicando una relajación del cerebro. En contraste, cuando se enfrentaban a la máquina, las neuronas no estaban alineadas entre sí, lo que se conoce como «desincronización». Esto sugiere que el cerebro está realizando más cálculos en lugar de estar en un estado de reposo.
Los resultados resaltan la diferencia en la forma en que el cerebro procesa las experiencias de juego contra oponentes humanos y máquinas, lo que sugiere que entrenar con una máquina puede no brindar la misma experiencia que jugar contra un oponente real. A pesar de esto, Studnicki ve valor en practicar con máquinas y cree que seguirán evolucionando en el futuro, proporcionando comportamientos más naturales para los jugadores en su entrenamiento.
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