Las madres son seres maravillosos, capaces de entregar todo de sí, sin pedir nada a cambio, llenas de un Amor inmenso y una intuición agudizada cuando de sus pequeños (sin importar la edad) se trata. Estas características forman parte de cada madre existente, aunque no todas hagan demostración de las mismas.
Sin importar la etapa de vida en la que nos estemos desenvolviendo, la conexión con nuestras madres se mantendrá, puesto que el cordón umbilical por el cual fuimos alimentados durante la gestación, sigue existiendo aún ahora de forma energética. Aquella expresión que dice: “cuando se es madre, se es madre durante toda la vida” es aún más acertada de lo que normalmente se imaginan, ya que durante toda la vida continúan alimentando energéticamente a sus pequeños. Si la madre se encuentra afectada de alguna forma, esto se transmite a los hijos de forma directa, ocasionalmente generando en ellos emociones que no son capaces de identificar e incluso llevándolos a repetir patrones. El resultado de todo lo que ha vivido una madre es sabido por sus hijos de modo inconsciente, quiera o no que sea así.
Es importante que todos dediquemos un tiempo a sanar las heridas y cicatrices acumuladas en el tiempo, y en el caso de las madres existe el beneficio adicional de poder sanar a los hijos en el proceso. La energía positiva y de sanación pasa a través del cordón llenando a los hijos, permitiendo eliminar algunas cargas presentes. Siempre que la madre se encuentre sana, enviará salud y bienestar, así mismo, los hijos pueden dar uso a esta conexión para sanar todo lo relacionado a su madre y enviar energía de Amor una vez se ha hecho consciencia de la existencia de este cordón.
Independientemente de la relación que se desarrolle entre una madre y su hijo, ya sea que esté llena de Amor, conflicto o ausencia, es importante honrarla, respetarla y agradecerla, ya que sin la existencia de esta mujer no habríamos llegado a este mundo. Si sanamos y nutrimos esta relación, damos paso a que el resto de nuestras relaciones funcionen correctamente, sobre todo las de pareja. Así como la relación con nuestro padre influye en nuestra economía, la relación con nuestra madre influye en la relación de pareja.
En este tiempo la gran madre Tierra nos muestra la importancia de sanar. Al sanarse ella nos brinda un ambiente sano para desenvolvernos y nos sana en consecuencia, y si le apoyamos en la sanación se crea un equilibrio donde existe bienestar. Esto mismo ocurre con nuestras madres e hijos humanos. Podemos sanar mutuamente, pero alguno debe comenzar y la excusa es lo único en el camino que impide lograrlo.
Este tiempo en casa es un espacio dado para sanar, para reencontrarse y darle tiempo a aquello que se ha estado postergando. Hoy se pueden comenzar a sanar las heridas y cicatrices, con la consciencia de que tendrá un impacto positivo tanto en madre como en hijos.
¿Qué están dispuestos a hacer para vivir una vida libre de cargas dónde las cosas fluyen positivamente? La relación con tu madre es el punto de partida.
Gustavo Andrés Camacho Orjuela / Terapeuta Holístico.
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