La carrera Séptima es una de las vías más emblemáticas de la capital colombiana, por todo su valor histórico, cultural y debido a este virus que se vive en todo el mundo, las calles bogotanas se encuentran desoladas.
Para nadie es un secreto que esta pandemia ha afectado la economía Colombiana y de muchos países, Los artistas callejeros no son ajenos a la pandemia por coronavirus (Covid-19), y a pesar del riesgo que les supone salir a las calles, lo intentan todo por conseguir algunos pesos que les ayuden a solventar los gastos básicos que se requieren para sobrevivir a la cuarentena.
Sin importar que las calles anteriormente se encontraban poco transitadas, hoy en día se ve más movimiento en el centro de la ciudad y algunos de estos artistas caminan en los alrededores de los parques, plazas, restaurantes, afuera de las estaciones de Transmilenio con la esperanza de encontrar personas que puedan mirar o escuchar el arte que los caracteriza.
El street art o arte callejero, que durante mucho tiempo se consideró una forma artística marginal, hoy forma parte de un movimiento importante que democratizó el acceso a múltiples disciplinas artísticas e indujo a nuevas dinámicas sociales y económicas.
Retratistas, caricaturistas, artesanos, malabaristas, cantantes, acróbatas, estatuas vivientes, músicos y actores de teatro son parte de los oficios que caracterizan a esta corriente de expresión.
De la calle 19 a la 24, en la carrera séptima, se agrupa un micro universo de artistas callejeros con dos objetivos en común: entretener a los peatones que pasan por allí los fines de semana y hacer algo de dinero. En todas estas cuadras, cercanas al centro de Bogotá, solían estar músicos, comediantes, fotógrafos, pintores, Artistas de la talla de «Carlos Vives» y muchos más, mantienen la esperanza de volver a esa carrera que tanto les dio de comer y vivir el día a día
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