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El mundo de la recuperación deportiva vive un boom que lo aleja cada vez más de los tiempos del hielo y los masajes. A las pistolas de percusión o los rodillos y bolas de vibración, se les ha unido en los últimos tiempos un gadget llamado a ser la estrella del sector: las botas de presoterapia. Una de ellas son las Normatec que ofrece la marca Hyperice, colaboradora de deportistas como el futbolista Erling Haaland, la tenista Naomi Osaka o el jugador de la NBA Ja Morant.

El uso de estas botas es muy sencillo: te las pones sentado en el sofá, subes las cremalleras, enciendes la centralita y, al darle al ‘on’, se hinchan para apretar la musculatura de manera progresiva. De los cuádriceps hasta los pies. Así varias veces, de 10 minutos a 50 minutos, el tiempo que se desee. El objetivo no es relajar la musculatura como en un masaje; es liberar las toxinas que se acumulan con el esfuerzo intenso, con una carrera en pista o una prueba de ultradistancia, para volver a entrenar al 100% lo antes posible.

La presoterapia se inventó en los años 70 en Estados Unidos para ayudar a las personas con alteraciones del sistema circulatorio y para tratar edemas y poco a poco, década a década, se le fueron encontrando nuevos usos, como por ejemplo, la eliminación de la celulitis. En los últimos años se ha popularizado entre deportistas de varias especialidades para el drenaje linfático. Aunque ningún producto es milagroso por sí solo y continúa exigiendo estiramientos y masajes, los resultados de estas botas son evidentes.

Los siete niveles de intensidad ayudan a quien vaya más cargado -en general, en el nivel seis o siete es cuando se nota más el efecto de la presoterapia-, la centralita dura tres o cuatro sesiones sin necesidad de carga y el ruido que genera no es para nada molesto. Con un precio de 999 euros en su versión 3.0, a punto de salir al mercado, es un buen producto para los deportistas más avanzados. Quizá alguien que sólo corre o va en bici de manera esporádica nunca llegue a darle uso, pero para aquellos que entrenan cada día, que buscan retos elevados, es una herramienta magnífica.